28.12.11

Au revoir les enfants

Chicos, chicas, mascotas, personas todas:

Llevo un tiempo preguntándome cómo escribir esto y, a falta de respuesta más satisfactoria, siento que lo mejor será que lo haga tan concisa y llanamente como me sea posible. Lo que voy a decir aquí -y a tratar de explicar también- es que necesito tomarme un descanso de esto que llaman la música, que no tiene fecha de retorno y que, aunque me gustaría creer que las ganas volverán, quizá nunca lo hagan y estará bien. Estará bien.

En los cinco años que han pasado desde que en noviembre de 2006 se puso a la venta el primer disco de Pajaro Sunrise han ocurrido muchas cosas, fantásticas la mayoría de ellas: he tocado en once países distintos, he conocido a infinidad de gente estupenda y se han dicho y escrito un montón de palabras acerca de estas canciones, casi siempre buenas. He tenido la suerte de contar con el apoyo de un sello maravilloso que me ha ayudado a hacer siempre lo que he querido y nunca me ha reprochado nada y, por encima de todo, puedo considerarme afortunado porque la música que hago, la música que hacemos, ha encontrado la manera de llegar a un buen número de personas; un número modesto, es cierto, pero suficiente para colmar mis expectativas. No tengo derecho a quejarme.

Y sin embargo algo se ha perdido. Duante el último año, especialmente, me ha costado encontrarle sentido a tocar; he tenido que buscar motivos para hacerlo cuando hasta ahora, y desde que era un crío, había sido algo tan natural para mí como responder cuando alguien pronunciaba mi nombre. Hola, hola. En este tiempo no he dejado de escribir canciones, demasiadas canciones, pero como quien se impone una disciplina y se obliga a cumplirla, nunca como lo que debería ser y había sido siempre hasta entonces: el placer de hacer lo que sabes hacer, de lo que -ustedes disculpen la expresión- has nacido para hacer.

Podría enumerar las razones -o algunas de las razones- que me han llevado hasta aquí pero, como he dicho antes: creo que no tengo derecho a quejarme. Por ello, además de un adiós -o un hasta luego, whatever-, me gustaría que estas palabras fuesen sobre todo un enorme "gracias" para todos aquellos que con su trabajo han contribuido a hacer posible cada disco y cada concierto de Pajaro Sunrise desde hace cinco años. Crisis vocacionales o no, se lo debo.

Ahora no sé qué es lo que viene después: quizá un tiempo alejado de esto me haga echarlo tanto de menos que las dudas se disipen, no lo sé; en todo caso, no va a haber más conciertos de Pajaro Sunrise por ahora. Aún no he decidido qué va a ocurrir con las canciones que se han quedado esperando un disco más: puede que reúna fuerzas para grabarlas como despedida, que regale las maquetas o que, simplemente, deje que se pierdan. Sea como sea, y en caso de que no vuelva por aquí o tarde tanto en hacerlo que ya nadie me recuerde: gracias.

Y que 2012 sea vuestro año, peroporsupuesto.