20.4.11

Cabeza un se poco nos va. Impresión me da la.


Nunca, incauto, manifestará usted en público el aburrimiento que Dire Straits le produce.

Ni siquiera aclarará que el chicle de menta sin azúcar le sume en la misma clase de tedio.

Inexplicablemente. Menta.

No esperará que consideren lo irracional de las inclinaciones.

No esperará que acepten su propia irracionalidad.

No esperará.

Será aleccionado en las virtudes del guitarrismo deportivo.

Sus conocimientos armónicos serán puestos en duda.

Se constatará el mísero valor de los discos breves.

Serán ensalzadas, oh dioses, las virtudes del pop-rock de estadios.

Crueles, incidirán en su virtual anonimato y de él harán escarnio.

Se pondrán al descubierto sus apaños mercadotécnicos.

Otros mejores que usted le despreciarán a causa de su procedencia.

Leerá, quizá, que es gloria efímera lo que busca.

(O glory be, glory be)

Aprenderá, old school, lo que significa el respeto. Respeto la palabra y Respeto la película.

Represalias físicas serán propuestas, consideradas y aplazadas para momento más propicio.

Le será negado el favor de sus oídos. Tal vez para siempre.

¿Su música? Condenada.

¿Su futuro? Negrísimo.

¿Y usted? Nadie.

Un tipo le recordará que posee casi mil discos -hasta el punto de que los ha escuchado varias veces- y en ninguno aparece usted.

Los aplausos cesarán un minuto y veintiséis segundos más tarde.

Nuevas vías laborales le serán sugeridas.

El porvenir que todo lo allana será invocado en su contra.

Y todo porque escribió usted una frase tonta,

y un poco demasiado grandilocuente, eso es cierto,

que rezaba "Dire Straits me producen un tedio instantáneo y profundo".

Lo que por otra parte

es la pura

y

santísima

verdad.

Me.


Así como es verdad que la gente,

hablando mal y pronto y un tanto en general,

da la preocupante impresión de estar ligeramente loquísima.

Pero ligeramente loquísima de atar.

Y se me ocurre que también un poco enferma,

ustedes me disculpen,

si hemos llegado al punto en el que

fíjense,

manifestar en público el aburrimiento que la música de Dire Straits le produce a uno

o el que le produce cualquier otro grupo, director, autor o creador del tipo que sea

-están preocupadísimos los Dire Straits, por cierto-

motiva semejante río de bilis.


Cuestionario para el Audiomatón de El País


Aclaraciones:


1. No debería hacer falta explicar que no hay ningún ataque a Dire Straits o a sus fans en mis palabras; "me produce" indica una apreciación subjetiva, nada más. Me parece un poco chocante tener que aclararlo a estas alturas.


2. Nunca he criticado en público a ningún grupo. Ni siquiera diría que algo no me gusta si no fuese interpelado directamente y, aun así, sólo mencionaría a alguien a quien mi opinión no le afectase en absoluto -que por otra parte es casi cualquiera-, i.e. Dire Straits.


3. No veo cómo el titular que escoge un periodista puede ser una maniobra mía para buscar publicidad, ¿nos hemos vuelto locos? Este cuestionario fue uno de tantos entre un buen número de cuestionarios similares a los que no dediqué un solo minuto más de lo que me llevó contestarlos. Ni siquiera sabía qué era el Audiomatón cuando lo respondí y mucho menos su formato, de ahí la brevedad de las respuestas.


4. A Iván, nuestro técnico, le encanta Dire Straits. Seguimos siendo amigos e incluso a veces hablamos del disco de Notting Hillbillies -que me compré cuando tenía catorce años- sin pegarnos ni nada.


5. ¿Desde cuándo, que alguien me lo explique, decir que un grupo te aburre implica colocarse uno como músico por encima de ese grupo? Las preguntas y las respuestas están formuladas desde la perspectiva del oyente, no del intérprete y sólo dan fe de mi -buen o mal- gusto como tal. No me doy tanta importancia como para suponer que mis preferencias musicales son relevantes para nadie, Dios me libre, y mucho menos capaces de herir sensibilidades. Y menos mal que las preguntas no eran sobre cine.


6. Sobre la complacencia: no creo que nadie pueda ser más crítico con la música que hago que yo mismo, ni siquiera más cruel. Escribo canciones y las toco porque me gusta hacerlo y por lo que tiene de superación; no concibo la música en términos de "mejor" y "peor" y me siento afortunado porque a algunas personas les guste lo que hago. Ya. Que Mark Knopfler es un gran guitarrista en el sentido convencional no lo duda nadie; ni en sueños se me ocurriría compararme con él; ni en sueños se me ocurriría compararme con cualquier otro. ¿Para qué?


7. Y se ofenda quien se ofenda: parece que la gente está un poco más agresiva de la cuenta, un poco más enfadada de la cuenta, un poco más loca de la cuenta. Ni yo ni nadie puede hacerse responsable de la predisposición ajena a la indignación y este post sólo quiere ser una muestra de la perplejidad que me produce la parroquia y sus ataques de ira.


8. Para terminar, en el cuestionario no se incluyeron dos preguntas que supongo que le hubiesen quitado un poco de hierro a todo esto, pero que por lo visto no servían como carnaza. Sirvan pues como despedida:


- La canción que odias que te guste:

"Ninguna: me gustan las cosas que me gustan."


- La canción que te encantaría que te gustase, pero no puedes:

"Todas las que no me gustan. Seguramente me divertiría mucho más."